Mitad. Yo creo que la palabra mitad debería escribirse así: Mi- Sin un diálogo, sin una respuesta. Con una línea continua que no espera a que alguien más la complete. La ciudad de las mitades, la mitad de las mitades, y nuestros propios cuerpos divididos en planos sagitales, coronales, y transversales. Mi- Mi- con un lado más pesado que el otro, que nos convierte en sinónimo de lo que se queda incompleto, vacío, anónimo, roto. Mi- Mi como el adjetivo posesivo de primera persona utilizado ante sustantivo. Mi de mío. De lo que soy hoy, de lo que soy yo, de lo que quiero ser cuando esté completa (como si pudiera). Mi de mío como si ese “mío” fuera tan yo, que no se aleja, que no se queja, que no se quiebra, que no se divide en mi- Mi utilizado con valor definido. Definido como el precio de las cosas, definido como la raza de los animales, definido como la raza que (al parecer) también es de humanos. Que des-personifica. Que nos des-humana. Nos discrimina, nos golpea, nos odia. Nos hace huérfanos, inferiores, privilegiados. Nos profana. Mi- Definidos como el sistema. Definidos como aquel que nos comprime, que nos reprime. Definido como la calendarización de los días de la semana, la semana en que podemos sentirnos con vida, y los días en la que la vida se nos olvida. Mi- Mi- Definido como los pronombres que nos definen y las letras que definen nuestra experiencia. Definido. Definida. Definidx. Indefinido (con “o” de que está definido) Mi-
Mi- con diagonal y sin punto final y sin punto seguido. Porque si seguimos las voces se nos rompen, las ideas ya no nos cuadran y las intenciones políticas se nos atraviesan para elegir, para no votar por el herido. Mi- Mi- Como una esporádica mancha sin sentido. Como un deseo que se quedó a medias, como un mensaje que no quieres aceptar que te quedaste esperando, como esa disculpa que se te olvidó habías estado anhelando. Mi- Mi- como la tercera nota de la escala musical. Como la sinfonía del olvido que compones cada que la vida te pesa y desistes. Y resistes. Como la sonata de las memorias que enterraste que de vez en cuando suenan cerca de la felicidad pensando que se te va a escapar. Pensando que se te van a combinar los sonidos. Pensando que se te van a combinar los sentidos. Hasta que no lo sepas diferenciar. Mi- Mi- Duodécima letra del alfabeto griego (Μ, μ), que corresponde a la m del latín. Que nos hicieron hablar el mismo idioma para hacernos sentido. Por creer en latín, por pensar en latín, por rezar en latín, por colonizarnos en latín. Porque el mundo me convenció de que llevar el latín(o) conmigo es despreciable si lleva unido el paréntesis. Porque soy del tercer mundo y se me condena la piel morena si "se me sale" hablar desde el latín y no en anglosajón. Porque se me condenan los lenguajes originarios, se me condena el orden para que uno no se salte los abecedarios, y se rompa la duodécima ley del vacío por querer existir. Mi- Mi- como MI yo del pasado, MI yo del futuro, MI yo que carece de acentos, mi yo que carece de alientos. Mi- Mi- escrita en sílabas y espacios, que se entrecorta y se divide dejándote a ti al principio. Pero "a ti", solo. Solo, sin mi- Como lo que podíamos ser estando juntos, como lo que podíamos completar sin comas ni puntos. Pues nos han hecho creer que de eso se trata la vida moderna: de alejarte del todo que te complementa, de todo lo que te hace una palabra completa. Mi- Mi- que tiene la primera línea punteada, mi- "soy" que se queda esperando, mi- "tal vez" que se queda deseando. Mi- "es" que se le clasifica viciosa por querer resistir… Mi- tades. (Sí, dividido así)... Tades: (tad) de cualidad y (es) de ser. Ser mi - tad - es
Te abrazo, Anilu