Se rompen las olas en tu barco, Que en vagos intentos se vuelven de papel. Que naufraga entre la vida que te dejé, Y en la que te llevas con él. Me acaricias las tempestades, Me diluvias las ganas de quererte recuperar. Como si conocieras mi fondo, O si mi fondo te tocara por igual. Me hipnotizas en ciego, me desertificas el mar. Me flotas las rocas, que en el fondo quiero yo guardar. Y percibo los matices de azul en tu mirada: Que… ¡Cómo nada! Que, ¿Cómo nada? ¿Qué? ¿Cómo?... nada. Y me llevas hasta estribor, Para soltarme en altamar. Y me arrancaste sin dolor, las ganas de quererte llamar “hogar”. Y entonces, se me apagó la luna. Entonces, me quedé sin espuma. Y sin querer, se me fueron los días, Flotando huyeron, como mil despedidas. Pues en estas olas jamás te habías sumergido. Y tus ganas de querer nadar, se habían ido. Y en aquella orilla, te habías quedado. Y de navegar en mí, te habías olvidado. Ahora, me desbordo aquí: Ante tu inmensidad en el azul. Que ahora navegan en mí, En el espacio entre “a”, mar, y tú.
Discusión sobre este post
Sin posts