Si pudiera, Elegiría que este título fuera una voz. Y si pudiera, Elegiría que fueran las voces de todas las personas que me han dicho “Te amo” a lo largo de mi vida. Me pregunto cuantas serían. ¿Sonarán como sonaba el primer timbre de mi casa cuando reconocía emocionada que los invitados llegaban? ¿O sonarán como cuando hago reír a mi hermano hasta las lágrimas? Me pregunto. Si pudiera, Elegiría borrarme el recuerdo de la primera vez que el sol tocó mi piel. Y si pudiera, Permearía con ese nuevo recuerdo un viernes en la tarde que reposaba en el pasto de mi jardín, con las voces de fondo de mi familia en la cocina. Debajo del verde vivo del árbol de limones, que crece junto a mi ventana. Ese que aún es mi favorito. Siempre me he sentado junto al árbol, pero nunca bajo su sombra. Porque me fascina ver cambiar de color mi propia piel. Si pudiera, Elegiría cambiar todos los adjetivos de odio que tengo incrustados en mi vocabulario por las pequeñas conchas de mar que tengo en mi colección desde hace años. Y si pudiera, Las plantaría en el terreno baldío a un lado de mi casa. Ese del que talaron la buganvilia que lo había cubierto por decenas de años. Mi cuadra ha perdido más de 30 árboles en total. Y todos parecen haberlos olvidado. Menos yo. Si pudiera, Cambiaría mi celular por un mapa que tuviera todas las huellas de los lugares en los que he estado. Y si pudiera, Elegiría ver el trazo de mis pisadas cuando se mueven a un lugar nuevo, O cuando se van de un lugar del que no se querían mover jamás. Me encantaría ver cuántas huellas se han trazado sobre la colina que subo con mi perro Cada que paseamos, desde que ambos preferíamos correr antes que caminar. Si pudiera, Elegiría conocer a mis mejores amigas por primera vez. Y si pudiera, Fijaría su presencia en mi memoria para no volver a olvidar cómo se siente encontrarlas sin que me buscaran. Escribiría cada palabra de esa “primera conversación” en un papelito, Y las pondría dentro de las galletas de la fortuna. Para que se aparecieran, Cada que me quebrara. Si pudiera, Haría una orquesta sinfónica con todas las veces en las que me dio pena ser yo. Y si pudiera, Haría un concierto con todas las melodías que me repasan la cabeza. Las pondría en el coche y las escucharía en mis audífonos todos los días, primera hora en la mañana. Las aprendería a cantar Hasta que me dejaran de doler. Si pudiera, Recolectaría todos los “perdón” que se han dicho en todos los rincones del mundo. Y si pudiera, Los desplegaría en un umbral de estantes paralelos, para armar una colección infinita, y repasarla una y otra vez. Me detendría a contemplarla, por horas, hasta ver que se forman: Un rompecabezas, un altar y una telaraña. Solo para percatarme Que siempre habían de ser, Una misma pieza. Si pudiera, Elegiría conocer a mis padres mucho antes de que me crearan. Mucho antes de que se crearan a ellos mismos también. Y si pudiera, Me volvería su mejor amiga, y estaría con ellos hasta aprenderme sus sueños. Hasta percatarme y emocionarme de su sola presencia. Y verlos sonreír. Si pudiera, Le leería todas las cartas que le he escrito a la gente que “no pudo ser”. Y si pudiera, Tomaría sus manos, antes de que se fueran de mi vida, y yo de la suya (otra vez). Enmarcaría las despedidas, y las colgaría en una pared amarilla para recordarles con la mayor de las ternuras posibles. Y si fuera más valiente. Les regalaría las cartas también. Si pudiera, Tejería todas mis pulseras rotas hasta formar una cuerda. Y si pudiera, Escalaría con ella el muro de los lamentos que tengo escondido en la isla de mis miedos y la conquistaría de nuevo. Pondría una vela en lo más alto de la cima. Y la volvería a encender cada que volviera ahí. Para iluminarme los logros. Para siempre ver resplandecientes mis victorias. Si pudiera, Encapsularía todo el aire que se ha desprendido de mi llanto desde que vine a la vida. Y si pudiera, Regaría con él los bosques, el sol, y el mar. Para regalarle mi aliento a otra vida. Para dar vida. Y para engendrar desde mis pulmones la sanación que el alivio me había de traer. Si pudiera, Mantendría todos estos “Si Pudiera…” en una cajita dentro de mi pecho. Y si pudiera, Los visitaría más seguido de lo usual para sentir que quizá… Podría ser yo ese “Si pudiera” Que si pudiera, Elegiría ser.
Te abrazo,
Anilu
me encanto!! super bello!